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El huerto urbano de Juan José García Gil

A unos 30 kilómetros de la ciudad de Burgos se encuentra un pequeño y bello pueblo de origen medieval llamado Urrez, un núcleo de población perteneciente al municipio de Villasur de Herreros, comarca del Alfoz de Burgos. Este está asentado en un terreno llano, a una altitud de 1.149 metros por encima del nivel del mar, junto a la Sierra de la Demanda.

En este enclave tiene su casa de pueblo Juan José García Gil. Un pueblo que goza además de haber recibido en el año 2000 el Primer Premio del concurso de Conservación del Patrimonio Urbano Rural de la Diputación de Burgos. Pero también goza de poseer una agricultura muy condicionada por el clima reinante y donde Juan José mantiene un pacto constante con este microclima de carácter tan marcado para la gestión de su huerto urbano.

Juan José García Gil reside en Burgos (España) y es editor de profesión. Propietario de Siloé, editorial dedicada al sugerente campo de las ediciones facsimilares, también posee el Museo del Libro Fadrique de Basilea, localizado en esta misma ciudad en un edificio rehabilitado de cuatro plantas expositivas. Su frenética actividad empresarial encuentra su equilibrio en su huerto urbano, en el que su día a día y enclave le brinda un oasis donde según nos afirma: le proporciona el anti estrés del editor.

Se escapa siempre que puede a su casa de Urrez situada en una parcela que goza de un jardín de 1.200 metros cuadrados y colindante a él, su huerto urbano de unos 450 metros cuadrados, de los cuales unos 275 están dedicados al cultivo de exterior y 25 bajo invernadero.

Según nos comenta Juan José García, su huerto urbano es de capricho, donde pasa todo el tiempo que puede y que a él le hace filósofo. Está tan a gusto en su huerto que hay quien le dice que sólo sale de él para recolectar setas.

Como adelantábamos, el huerto urbano de Juan José García tiene un clima duro para el cultivo de un gran número de hortícolas, un clima continental con temperaturas nocturnas que pueden llegar con facilidad en fechas invernales a los -10ºC y tan solo de 5 a 8ºC durante el día. Mientras que durante el verano se dan con frecuencia saltos térmicos que oscilan entre los 15 de noche y los 35ºC diurnos, y a su vez periodos de varios días con máximas de tan solo 6ºC.

Otro factor a tener en cuenta es el agua de riego. Tiene pozo propio con 80 metros de profundidad, pero el agua sale a 9ºC y para evitar que afecte a sus cultivos la atempera almacenándola en depósitos durante varios días antes de su uso.

La puesta en escena de su huerto urbano fue en 2011 y durante este tiempo ha experimentado de forma constante en su cultivo. Así, sabe que la mayor actividad de cultivo se centra entre los meses de abril a octubre y que gracias a la tecnología le permite alargar cultivos al máximo ya que cuando se prevé la llegada de la primera helada, es cuando arranca por ejemplo las tomateras y demás hortalizas de fruto, seleccionando aquellos frutos que puedan proseguir su maduración en el interior del almacén o la casa.

Un invernadero… mi invernadero

Si de algo está orgulloso Juan José García es de su invernadero. De pequeñas dimensiones pero totalmente artesanal, hecho por él con materiales diversos como maderas, plásticos, hierros… permitiéndole realizar cultivos que son la envidia de sus amigos y vecinos. Un invernadero que aunque es fruto de una improvisación permanente, es robusto y funcional, que ha llegado a aguantar hasta nevadas de 45 centímetros.

Posee dos ventanas y una puerta que a su vez también hace función de tercera ventana. Este no sólo protege de las inclemencias del tiempo sino de los animales, como por ejemplo de los pájaros que en años muy secos son especialmente agresivos con los cultivos.

Plásticos y mallas ofrecen protección y clima, haciendo del huerto urbano de Juan José García el huerto más variado del pueblo. Alrededor de él, sus vecinos cultivan menos especies pero en más cantidad. Pero su huerto es variado e ideal para el autoconsumo de todo tipo de frutas y verduras. Quizás por eso su familia le permite pasar tantas horas en él y eximirle de otras responsabilidades en la casa.

Sus cultivos son ricos en especies y también en tipos. Por ejemplo Juan José cultiva pimientos de tipo italiano, padrón, guindillas, guindilla cuerno de cabra, morrones,… tomates del tipo cherry, Robin, Raf, Miranda del Ebro, calabazas redondas y alargadas, diferentes tipos de lechugas y endivias, puerros, cebollas y cebollino, sandía y melón, apio, etc.

También es un huerto donde innova, siendo el primero en cultivar alcachofa y ahora le copian. Y abordando cultivos no muy propios de la zona, como por ejemplo el ajo, que planta en enero y recolecta sus cabezas hacia finales de julio, si bien esta próxima campaña tiene previsto además cultivar ajos tiernos durante gran parte de este período.

Otro protagonismo especial de sus cultivos lo tienen las plantas aromáticas y condimentarias: Rúcula, albahaca, tomillo, cilantro… y en el caso de las albahacas además cumplen una función sanitaria ya que las planta entre los cultivos y contribuyen a ahuyentar determinadas plagas.

Gestión del huerto urbano

En superficies pequeñas la gestión lo es todo para optimizar los recursos. Los tutores son esenciales para optar por cultivos en vertical. Así, Juan José tutora hasta los calabacines para optimizar espacios, cultivando en tan sólo seis metros cuadrados hasta nueve plantas. Estos tutores también condicionan los trabajos dentro del invernadero ya que no permite la entrada de maquinaria: todo el trabajo de manipulación de la tierra se realiza a mano.

En cambio, al exterior sí se utiliza maquinaria pequeña como una motoazada. En este caso, Juan José cuenta con la colaboración del mejor vecino del mundo, Toñín y su máquina.

Otro aspecto que llama la atención en el huerto urbano de Juan José García es que cada cultivo, antes de arrancarlo, analiza su función y decide dejarlo durante más o menos tiempo para que realice otras funciones como por ejemplo las de cortaviento, un aspecto importante en ambientes hostiles como los que se dan en la zona.

En cuanto a las llamadas prácticas culturales, mantiene el concepto de ecológico en todo aquello que puede. Por ejemplo en nutrición aporta principalmente un abonado orgánico, pero lo apoya con alguno mineral del tipo nitrato de potasa para mantener el equilibrio del nitrógeno aportado por el estiércol.

Otro ejemplo es la limpieza extrema de las hojas de algunas hortícolas como la tomatera. Toda hoja que va marcando síntomas de envejecimiento son quitadas por razones como la de favorecer la ventilación y luminosidad en las plantas, así como evitar que se creen refugios de plagas y zonas donde las enfermedades, favorecidas por la humedad y temperaturas bajas nocturnas se desarrollen.

Y no olvidemos la estética del huerto. Puestos a disfrutar de él… ¿por qué no plantar los pepinillos en arco? ¿O aromáticas estratégicamente distribuidas? ¿O los cultivos por alturas…? Todo se convierte en un ‘juego’ que incluso afecta a la toma de decisiones ante situaciones complicadas. Por ejemplo, nos cuenta Juan José que este año se produjo una granizada a mediados de junio que arrasó casi todo. Ante tal situación se planteó replantar o podar… y la decisión fue esperar unos días para ver como respondía cada planta, podar todas las ramas excesivamente dañadas, respetar las nuevas brotaciones… el resultado fue que tras esta poda catastrófica de la naturaleza ha obtenido una de las mejores cosechas.

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